En nuestra isla, el turismo de buceo se está consolidando como una importante fuente de atracción de visitantes. Cinco de cada cien turistas que visitaron Lanzarote en 2014 lo hicieron para practicar submarinismo. Y la cifra se dispara durante el verano. Hace unos días, nos acompañaron en Native Diving Costa Teguise las cámaras de los informativos de Televisión Canaria para hablar de este fenómeno.
En la actualidad hay veinticinco escuelas de buceo funcionando en Lanzarote, lo cual indica que es una actividad muy en auge.
Bautismo de buceo
Llamamos ‘bautismo de buceo’ o ‘bautismo de mar’ a la primera inmersión que hace en el mar una persona que se prepara para ser buceador. Suele decirse que esta primera inmersión sirve para decidir si nos gusta el buceo o no y, más allá, ver si nos interesa conseguir una certificación de buceo o no.
En nuestro caso, los bautismos de buceo constan de una charla de formación básica, tras la que los buceadores se colocan el equipo y se dirigen al lugar del bautismo, o bautizo, listos para sumergirse.
Se bucea con un chaleco (BCD, dispositivo de control de la flotabilidad) que alberga un tanque de diez litros, con su grifería conectada al regulador y al manómetro, que nos indica el aire restante.
Corales, esponjas, mucho color…
Buena parte de los buceadores con los que compartimos experiencias vienen del Reino Unido, pero también buceamos con alemanes, holandeses, franceses y en agosto también españoles. En total, a Lanzarote llegan unos 100.000 submarinistas al año, que se sumergen para conocer las entrañas subacuáticas de nuestro paraíso: muchas cuevas con corales, esponjas, mucho color, mucha fauna marina y, sobre todo, mucha aventura y diversión.